No es extraño ver cómo las revistas de chisme se venden más que la de interés cultural, ya que a la gente de hoy lo interesa más sobre los artistas saber que dieta usa, cuanta piel muestra, si se droga o no, con quién sale a bailar y sobre todo si es 'normal' cuando no hay cámaras cerca. A nadie le interesa saber de cuanta altitud es el rango vocal de un cantante, o sobre la calidad de su show y sus estudios, no, por supuesto que no, la gente necesita ver la decadencia.
¿A que nos referimos? A gente como Michael Jackson, Kurt Cobain, Janis Joplin, Jim Morrison, Bob Marley, la princesa inglesa Lady Di, la modelo y cantante Marilyn Monroe, Cristo, Jonnh Bennet Ramsey, Judy Garland, Silvya Plath, Amy Winehouse, el cantante argentino Rodrigo, el ex-presidente estadounidense Jonh F. Kennedy entre muchos otros más.
Todos estos íconos murieron por el sofoque y la presión que la fama, y sobre todo por cómo la gente trataba de destruirlos. Los paparazzis son asesinos. El público es cómplice. Y la industria del entretenimiento no hace nada para cambiarlo, ya que en las tiendas eso es lo que más se vende y en la tele es lo que más se ve. Pero, ¿Qué podemos hacer para cambiarlo?
Lo principal es no amar a la estrella, sino al artista. Si el artista se aferra a la fama deja de ser un artista y comienza a ser una celebridad. Una celebridad que deja de lado sus principios y creencias por la mansalva del dinero. La causa de todos los bienes pero también de todos los males. El dinero. El motor que mueve a la industria del entretenimiento para seguir vendiendo el fracaso de quienes creemos lo tienen todo. No se dejen cegar.
Saludos,
M&M
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